domingo, 8 de septiembre de 2024

EL ÁRBOL DE LA VIDA. (Símbolo destacado de la mística judía)

En el Oriente de Argentina, Valle de 3 de Febrero, a los 7 días del mes de septiembre del año 6024 de la Era Masónica.


A LA GLORIA DEL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO



EL ÁRBOL DE LA VIDA


Queridos Hermanos les dejo un posteo que creo puede ser de interés para todos aquellos que deseen incorporar conceptos básicos sobre el famoso Árbol de la Vida, del que tanto se escucha hablar y del que pocos conocen de qué se trata.

Les cuento previamente que el contenido de este trabajo surgió medio por casualidad y que no fue realizado por mí sino por la Inteligencia Artificial (IA) a través del ChatGPT.

Estaba leyendo un artículo sobre Cábala Judía en el que se hacían algunas afirmaciones que me generaban dudas y para despejar las mismas, por comodidad y rapidez, requerí a la IA una definición de Sefirot.

La información inicial recibida la hice ampliada mediante dos preguntas cuyas respuestas sumé e integré en el posteo que comparto con Uds.

A continuación encontrarán el material producido por el ChatGPT.


POR FAVOR, DAME UNA DEFINICIÓN DE SEFIROT

Los sefirot son un concepto central en la Cábala, la mística judía, y representan las diez emanaciones o aspectos divinos a través de los cuales Dios se manifiesta y mantiene el universo.

Estas diez sefirot son:

Keter (Corona): Voluntad divina o conciencia pura.

Jokmá (Sabiduría): Potencial creativo o intuición.

Biná (Entendimiento): Comprensión y análisis.

Jesed (Misericordia): Amor y bondad incondicional.

Guevurá (Rigor o Justicia): Disciplina, fuerza y ​​juicio.

Tiféret (Belleza): Equilibrio, armonía y compasión.

Nétzaj (Victoria): Perseverancia y eternidad.

Hod (Gloria): Esplendor, humildad y gratitud.

Yesod (Fundamento): Conexión, fundamento de la existencia.

Maljut (Reino): Manifestación física del reino divino.

Los sefirot forman una estructura llamada el "Árbol de la Vida", y cada uno de ellos se conecta entre sí, representando los distintos aspectos de la relación entre el hombre, el universo y lo divino.

 

EN RELACIÓN CON EL HOMBRE, LOS SEFIROT ¿SON VIRTUDES A DESARROLLAR? ¿O EXPRESAN ALGUNA OTRA IDEA?

En relación con el ser humano, los sefirot se pueden interpretar como virtudes a desarrollar, pero también son algo más profundo.

Representan las diferentes cualidades o aspectos de la naturaleza divina que están presentes en el alma humana, y sirven como un mapa para el crecimiento espiritual.

A través de los sefirot, el hombre puede reflejar los atributos divinos y elevar su nivel de conciencia, conectándose con lo divino y equilibrando su vida en los planos físico, emocional y espiritual.

Cada sefirá tiene un aspecto positivo que el ser humano debe trabajar en desarrollar:

Keter: Desarrollar una conexión profunda con lo divino, alineando la voluntad personal con la voluntad de Dios.

Jokmá: Cultivar la sabiduría, la intuición y la apertura al conocimiento superior.

Biná: Desarrollar el entendimiento y la capacidad de discernir, analizar y aplicar el conocimiento.

Jesed: Practicar la bondad y el amor incondicional, expresando generosidad hacia los demás.

Guevurá: Aprender la autodisciplina y el autocontrol, aplicando justicia y límites equilibrados.

Tiféret: Lograr la compasión y el equilibrio, armonizando la misericordia con el rigor.

Nétzaj: Trabajar en la perseverancia, la constancia y el esfuerzo hacia los objetivos espirituales.

Hod: Desarrollar la humildad y la gratitud, reconociendo la grandeza en los demás y en el universo.

Yesod: Conectar con la verdad y la autenticidad, estableciendo relaciones saludables y fieles a los principios espirituales.

Maljut: Manifestar el reino divino en la vida cotidiana, haciendo de la espiritualidad una realidad práctica y tangible.

Los sefirot, por tanto, no solo son virtudes a desarrollar, sino también herramientas de transformación espiritual que permiten al ser humano participar en el proceso de creación y elevación espiritual.

 

Y EN CUANTO AL ÁRBOL DE LA VIDA, COMO ESTRUCTURA QUE INTEGRA A LOS SEFIROT, ¿QUÉ PUEDES DECIRME?

El Árbol de la Vida es una representación simbólica fundamental en la Cábala, compuesta por los diez sefirot  [1]  y las conexiones entre ellos. Este diagrama se considera un mapa místico que describe tanto la estructura del universo como el alma humana. A continuación te explico algunos aspectos clave del Árbol de la Vida:

 

1. Estructura del Árbol de la Vida

El Árbol está compuesto por los diez sefirot, organizados en tres columnas o "pilares":

Pilar de la Misericordia (Derecho): Representa el aspecto de la expansión y la energía positiva. Está asociado con cualidades como la bondad, el amor y la generosidad. Las sefirot en este pilar son Jokmá (Sabiduría), Jesed (Misericordia) y Nétzaj (Victoria).

Pilar del Rigor (Izquierdo): Representa la restricción, el juicio y el límite. Simboliza la necesidad de disciplina y autocontrol. Aquí se encuentran Biná (Entendimiento), Guevurá (Justicia) y Hod (Gloria).

Pilar del Equilibrio (Centro): Representa la armonía y el equilibrio entre los dos extremos. Aquí están las sefirotes que unifican las fuerzas opuestas: Keter (Corona), Tiféret (Belleza), Yesod (Fundamento) y Maljut (Reino).

 

2. Flujo de energía

El Árbol de la Vida muestra el flujo de la energía divina desde lo más alto, Keter (Corona), que representa la fuente pura de todo lo creado, hasta Maljut (Reino), que es la manifestación física del mundo material. Este flujo descendente se conoce como el "Rayo de Creación", y explica cómo la energía divina se despliega en cada nivel de la existencia.

Sin embargo, también se habla de un proceso ascendente, en el cual el alma humana, a través del esfuerzo espiritual y la purificación de sus virtudes, puede elevarse hacia la divinidad, alcanzando un estado de unidad con el Creador.

 

3. Los Diez Sefirot y sus Correspondencias

Cada sefirá está relacionada no solo con virtudes espirituales, sino también con partes del cuerpo humano, colores, planetas y arquetipos, lo que les otorga una dimensión simbólica más rica:

Keter: Corona del ser, corresponde al cráneo.

Jokmá y Biná: Lado derecho e izquierdo del cerebro, representan la dualidad de la intuición y el análisis.

Jesed y Guevurá: Brazo derecho (misericordia) y brazo izquierdo (juicio), simbolizan las fuerzas de expansión y restricción.

Tiféret: El corazón, el centro del equilibrio entre fuerzas opuestas.

Nétzaj y Hod: Las piernas, representando el movimiento y la acción en el mundo.

Yesod: Los genitales, conectados con la generación y la creación.

Maljut: Los pies, la conexión directa con el mundo físico y material.

 

4. Las 22 Sendas

El Árbol de la Vida no solo se compone de sefirot, sino también de las 22 sendas que conectan las diferentes esferas. Estas sendas están asociadas con las letras del alfabeto hebreo, y representan los caminos que el alma recorre para ir de un nivel a otro. Las sendas son los procesos de transformación y conocimiento que permiten la evolución espiritual.

 

5. Simbolismo espiritual

El Árbol de la Vida es un reflejo del macrocosmos y el microcosmos. Es decir, representa tanto la creación del universo como la estructura interna del ser humano. Es una guía para entender cómo lo divino se refleja en la existencia, y cómo el ser humano puede acercarse a esa divinidad.

 

6. Aplicaciones Prácticas

En la práctica cabalística, el Árbol de la Vida se utiliza como una herramienta para meditación y crecimiento espiritual. Los cabalistas visualizan el ascenso a través de los sefirot, buscando el equilibrio y la integración de las fuerzas opuestas. También puede servir como un mapa para entender los desafíos de la vida cotidiana, viendo cada uno como una oportunidad para el desarrollo de ciertas virtudes y el perfeccionamiento espiritual.

En resumen, el Árbol de la Vida es un símbolo poderoso de la interconexión entre el ser humano, el universo y lo divino, donde cada sefirá y cada camino representan una parte del proceso de crecimiento, conocimiento y unión con la fuente divina.

Sin más les envío un fuerte TAF

Endópecles.



[1] Sefirot es el plural y Sefirá es el singular. Y generalmente se ilustran como esferas.




martes, 27 de agosto de 2024

LAS CÁMARAS DE PRIMER GRADO Y EL ARTE DE DOMINAR LOS SILENCIOS.

 


A LA GLORIA DEL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO

 

                                                            En el Oriente de Argentina, Valle de Tres de Febrero, a los 09 días del mes de julio del año 6024 de la Era Masónica.

 

 

LAS CÁMARAS DE PRIMER GRADO

Y

EL ARTE DE DOMINAR LOS SILENCIOS

 

TEMARIO

 

PRELIMINAR

1. EL SILENCIO INTERIOR.

2. EL SILENCIO EXTERIOR.

3. LA IMPORTANCIA DEL ESTUDIO Y LA PRÁCTICA DEL SILENCIO EN EL FUNCIONAMIENTO DE LAS CÁMARAS DE PRIMER GRADO.

A) El silencio en las logias masónicas tradicionales.

B) El silencio en las logias masónicas de inspiración pitagórica.

4. LOS TALLERES MASÓNICOS DE LIBRE EXPRESIÓN.

5. CONCLUSIÓN.

 

PRELIMINAR

En esta plancha trataré de exponer la importancia del estudio y la práctica del silencio en las lógicas masónicas reunidas en Cámara de Primer Grado.

Para establecer el marco general de la temática indicada, con el fin de facilitar mi tarea, solicite un servicio de Inteligencia Artificial (ChatGPT) que aporte citas filosóficas sobre los silencios interiores y exteriores.

Dichas citas nos ayudarán a comprender la relevancia de aprender a administrar los silencios en todo proceso de formación humana y, especialmente, en la capacitación de un albañil.

En el punto 1 del presente incorporaré las devoluciones dadas por la Inteligencia Artificial en cuanto aluden al silencio interior.

En otras palabras, agregaré aquellas frases que vinculan al interior con la actividad introspectiva, vale decir, con la exploración interior que resulta imprescindible para lograr un crecimiento personal destacado.

Y en el punto 2 resumiré las citas que tratan sobre la importancia del silencio exterior o, si se prefiere, las referencias que ilustran sobre el arte de saber cuándo hablar y cuándo llamarse a silencio. Habilidades que resultan imprescindibles para desarrollar la virtud cardinal de la prudencia y atender con eficiencia las relaciones interpersonales.

 

1. EL SILENCIO INTERIOR

Las citas seleccionadas sobre el silencio interior son las siguientes:

 

Lao-Tse (Taoísmo):

Lao-Tsé, en el "Tao Te Ching", valora el silencio como una manifestación del Tao. (Entendiendo el Tao como un concepto profundo y central de la filosofía china, que hace referencia a la fuerza que guía el universo, promoviendo una vida en armonía y equilibrio con la naturaleza y el cosmos). El silencio es visto como un medio para alcanzar la verdadera comprensión y sabiduría, ya que permite la introspección y la conexión con el flujo natural del universo.

 

Platón:

En los diálogos de Platón, especialmente en el “Fedón”, el silencio a veces se asocia con la contemplación filosófica. Platón sugiere que el silencio es necesario para la meditación y para alcanzar el conocimiento verdadero, alejándose del bullicio de la vida cotidiana.

 

Arthur Schopenhauer:

Schopenhauer considera el silencio como una virtud, especialmente en su obra "El mundo como voluntad y representación". Según él, el silencio puede ser una forma de evitar el ruido y las distracciones del mundo, permitiendo una reflexión más profunda y una vida más contemplativa.

 

Friedrich Nietzsche:

Nietzsche tiene una visión ambivalente del silencio. En sus obras, a veces se considera un refugio necesario para el pensamiento profundo y la autocomprensión, pero también critica el silencio que surge del conformismo y la falta de autenticidad.

 

Martín Heidegger:

Heidegger ve el silencio como un componente esencial del ser. En su obra "Ser y tiempo", sugiere que el silencio permite al individuo escuchar el "llamado del ser" y conectarse más profundamente con la existencia auténtica.

 

Jean-Paul Sartre:

Sartre, un filósofo existencialista, interpreta el silencio en términos de la libertad individual. En sus obras, el silencio puede representar la elección consciente de rechazar la comunicación superficial y enfrentar la angustia de la existencia.

 

Es una labor personal e indelegable el estudio de esta trascendente temática y su aplicación en la vida real.

En mayor o menor medida todos hemos leído o al menos escuchado sobre los ermitaños cristianos de finales del siglo III y principios del siglo IV.

Más precisamente aquellos Padres de la Iglesia que se recluyeron en soledad, muchas veces en cavernas, para dedicarse a la contemplación y meditar con la mayor profundidad posible sobre temáticas espirituales y filosóficas.

Hoy la vida del ser humano ha cambiado diametralmente. Es sumamente difícil dejar de lado la cultura de la época y darle la espalda a los avances tecnológicos. Resulta poco menos que imposible aislarse de la civilización por extensos períodos y recrear los espacios que en la antigüedad se consideran ideales para la contemplación y la meditación.

En la actualidad, la mayoría de nosotros nos topamos con la necesidad de alcanzar el silencio interior en medio del mundo.

Para lo cual habremos de entrenarnos y así poder contemplar o meditar en nuestros tiempos muertos, aunque estemos rodeados de gente. Por ejemplo, en un viaje en tren a nuestro trabajo.

Lo dicho, sin perjuicio de los ambientes propicios para la contemplación o la meditación que podamos generar antes de comenzar nuestras actividades profanas o en nuestros tiempos libres.

Dentro de la escenografía mundana la posibilidad de asistir a templos religiosos en horarios de quietud y la pertenencia a una logia masónica suelen ser de gran ayuda para promover el arte de los silencios.

Como fuere, lo cierto es que la práctica del silencio interior y la meditación adquieren papeles fundamentales en todo proceso de desarrollo humano ambicioso, y esto, obviamente, incluye el labrado de la piedra bruta en el ámbito masónico.

 

2. EL SILENCIO EXTERIOR

Las citas filosóficas sobre el silencio exterior (Seleccionadas entre el material aportado por el ChatGPT) son las siguientes:

 

Sócrates:

Aunque Sócrates es conocido por su método dialéctico de diálogo y preguntas, también enfatizaba la importancia de la moderación en el habla. La famosa máxima "Conócete a ti mismo" implica un reconocimiento de cuándo es adecuado hablar y cuándo es mejor guardar el silencio.

 

Confucio:

Confucio enseñó que el silencio es una virtud en ciertas situaciones. En sus "Analectas", dice: "El sabio no habla mucho. Un hombre sabio sabe cuándo hablar y cuándo guardar silencio". Para Confucio, el silencio está relacionado con la sabiduría y el autocontrol.

 

Platón:

Platón, en sus diálogos, a menudo muestra la importancia de saber cuándo hablar y cuándo guardar el silencio. En "La República", por ejemplo, se explora la idea de que los filósofos, quienes buscan la verdad, deben ser capaces de discernir cuándo el discurso es útil y cuándo es mejor callar.

 

Epíteto:

El filósofo estoico Epíteto abogaba por la disciplina del habla. En sus "Discursos", sugiere que uno debe hablar solo cuando sea necesario y siempre de manera breve y significativa. "La naturaleza nos dio una lengua y dos orejas, de manera que debemos escuchar más y hablar menos".

 

Arthur Schopenhauer:

Schopenhauer veía el silencio como una forma de protegerse de la superficialidad y la banalidad. En su obra “El arte de ser feliz”, menciona que es mejor callar que hablar sin propósito. La discreción en el habla es una señal de sabiduría y autocontrol.

 

Friedrich Nietzsche:

Nietzsche reconoció el poder del silencio. En "Así habló Zaratustra", se menciona que el sabio sabe cuándo debe llamar, sugiriendo que a veces el silencio puede ser más elocuente y poderoso que las palabras.

 

Ludwig Wittgenstein:

Wittgenstein, en su obra "Tractatus Logico-Philosophicus", enfatiza la importancia del silencio respecto a lo que no se puede expresar con precisión. Su famosa frase "De lo que no se puede hablar, mejor es callar" refleja su creencia de que el silencio es preferible a hablar sin claridad o sin comprensión.

 

Baltasar Gracián:

El filósofo y escritor español Baltasar Gracián, en su obra "El Criticón" y "Oráculo manual y arte de prudencia", subraya la importancia de la prudencia en el habla. Recomendando saber cuándo es mejor guardar el silencio para evitar problemas y conservar la sabiduría y la discreción.


En sentido contrario al silencio interior, el silencio exterior se materializa fuera de nosotros. Es una habilidad que impacta en el mundo exterior.

El dominio del silencio exterior exige saber cuándo emitir opiniones y cuándo evitar hacerlo. Y, en los hechos, esta competencia se complementa con la capacidad de saber qué decir en los momentos en que resulte oportuno pronunciarse.

Las personas que no saben estar callados jamás aprenderán a hablar.

 

3. LA IMPORTANCIA DEL ESTUDIO Y LA PRÁCTICA DEL SILENCIO EN EL FUNCIONAMIENTO DE LAS CÁMARAS DE PRIMER GRADO

Sin dudas, en la generalidad de los talleres masónicos el análisis y la práctica de los silencios ocupan un lugar relevante.

El mayor o menor rigor en su tratamiento varía según el perfil de cada "logia masónica".

Sin perjuicio de la situación general descrita, sería inconveniente pasar por alto que también hay una minoría de talleres simbólicos cuyo funcionamiento impide la práctica del silencio.

 

A) El silencio en las logias masónicas tradicionales.

Las logias que se ajustan a las costumbres masónicas tradicionales, es decir con un perfil conservador, dan especial valor a la capacitación de los aprendices en el uso de los silencios interiores y exteriores.

La instrucción de los aprendices en el dominio del silencio no significa que éstos tengan vedada la palabra, tal como ocurre en las logias de espíritu pitagórico. (A las que aludiré en el apartado que sigue).

En las logias masónicas tradicionales los Aprendices suelen estar facultados a leer los trabajos de su autoría (una vez corregidos y aprobados por los Vigilantes) y a comentar las demás planchas que se leen en las tenidas.  

Los aportes a las planchas leídas en las reuniones son efectuados en el siguiente orden: Aprendices, Compañeros, Maestros y Venerable Maestro.

Ese ordenamiento ayuda al buen funcionamiento de los talleres y respeta la naturaleza jerárquica que es propia de toda estructura masónica. Asimismo, favorece las buenas relaciones interpersonales entre los obreros.

Todas las planchas que burilan los Aprendices deben tratar sobre los temas del grado, que  incluyen la temática del silencio. Dentro de las temáticas previstas, los trabajos a realizar son indicados o autorizados por el Segundo Vigilante.

Los contenidos de las planchas grabadas deben contar con la aprobación de los Instructores como requisito previo e ineludible para que puedan ser leídas en las Tenidas y/o ser considerados para el aumento de salario de los Aprendices.

De forma adicional, a los Hermanos de Primer Grado se les suele sugerir lecturas sobre el silencio, entre otros temas fundamentales para su formación.

 

B) El silencio en las logias masónicas de inspiración pitagórica.

Un perfil particular y minoritario (y en mi opinión valiosa) es de las lógicas que incorporan en su trabajo algunos rasgos tomados de la Escuela Pitagórica, en especial, con relación al régimen de los Aprendices y al silencio que se les impone.

Pitágoras demostró que la observancia del silencio era vital para el crecimiento personal de sus discípulos.

Enseñaba que el dominio de los silencios interior y exterior era imprescindible para meditar y, en consecuencia, para progresar en materia filosófica, moral y espiritual.

Pitágoras vio en la virtud del silencio una condición facilitadora del desarrollo de todas las demás virtudes y un requisito indispensable para la incorporación de las virtudes cardinales.

Los miembros novatos de su Escuela eran sometidos a un riguroso silencio (prohibición de hablar) por extensos períodos, que en algunos casos se prolongaban hasta cinco años.

Por lo tanto, los talleres masónicos de inspiración pitagórica son los que imponen a los aprendices una observancia más severa  del silencio, sin llegar, por supuesto, al rigor empleado en la academia del filósofo griego.

En las logias de espíritu pitagórico los Aprendices deben guardar silencio durante toda su permanencia en el grado. Tienen vedado hablar durante el desarrollo de las Tenidas. (No así en las interacciones previas o posteriores a los trabajos).

En estas logias los Hermanos de Primer Grado no comentan las planchas leídas en las Tenidas y tampoco leen sus trabajos, los que una vez aprobados por el Segundo Vigilante son leídos por este oficial u otro designado al efecto.

Se estimula a los Aprendices para que lean e investiguen sobre la temática del silencio, otorgándole a estos aprendizajes un rol central.

 

4. LOS TALLERES MASÓNICOS DE LIBRE EXPRESIÓN

Las logias que he dado en llamar “Talleres masónicos de libre expresión” se caracterizan por adoptar pautas de trabajo que, en mi opinión, resultan gravemente dañinas.  Perjudican tanto el funcionamiento del grupo como a sus integrantes en el plano individual. Gracias al GADU esta clase de talleres es muy minoritaria.

El rasgo característico de los “Talleres masónicos de libre expresión” es que han abandonado las costumbres masónicas tradicionales y las reemplazan por un libre pensamiento absoluto y una libre expresión radical.

En estas logias masónicas los textos producidos por los Aprendices no requieren la aprobación de sus respectivos Vigilantes, quienes se limitan a verificar que los aspectos formales de los escritos masónicos hayan sido debidamente observados.

Y, salvo unos pocos temas, cuyos abordajes son requeridos para los Aumentos de Salarios, los Masones de Primer Grado escriben sobre las temáticas que les “gratifican”, aunque carezcan de interés masónico y sus lecturas impliquen una pérdida de tiempo para el resto de los Hermanos y/o  un menoscabo para sus expectativas legítimas.

Estos talleres rara vez producen Maestros útiles para cubrir los cargos de la oficialidad de las Logias y, mucho menos, de las Órdenes.

Dando rienda suelta a mi ironía suelo decir que las Tenidas en estas logias libertinas son “Reuniones de Homenaje o Tributo a Aprendices y Compañeros”.

Las causas que motivan la existencia de estos talleres fallidos (y el detalle de los rasgos que los caracterizan) exceden en mucho la finalidad de este trazado. 

Por lo tanto, me limito a recomendar a los lectores que sean cuidadosos cuando observen "logias masónicas" que omitan el estudio y la práctica del silencio. 

En especial, les sugiero que desconfien cuando adviertan que los Venerables Maestros les otorgan privilegios a los Aprendices y Compañeros en desmedro de los derechos y las obligaciones de los Vigilantes. Asimismo, cuando note que los tiempos de permanencia en la logia de los maestros son breves y/o se desmerezca a aquellos Hermanos que se han retirado.

 

5. CONCLUSIÓN

Queridos Hermanos, al ponderar esta pieza de arquitectura tengan en cuenta que la masonería de Tradición no sólo cultiva el Arte Real, sino que continúa transmitiendo el Arte Sacerdotal,  tal como se hacía en los orígenes de la masonería. 

En consecuencia, la masonería tradicional conserva las características iniciáticas y espirituales de sus comienzos y sigue teniendo como propósito fundamental: “Ayudar a sus miembros a alcanzar la divinización del ser”. (O, si se prefiere, lograr la santificación, deificación, theosis, reintegración, regeneración o perfección humana, según los vocablos y criterios con los que se elige desbastar la piedra bruta).

En ese contexto, el Dominio de los Silencios ocupa (o debería ocupar) un lugar de privilegio en el diseño de nuestro templo interior. De manera que los planos trazados y las herramientas utilizadas permitan levantar una obra que facilite la comunión de nuestro espíritu humano con el Espíritu Divino, convivientes en nuestra interioridad. 

La descripción de tan trascendente tarea hace casi innecesario decir que todas las actividades y objetivos mencionados en este posteo son personalísimos y cada hermano es responsable de tomar los recaudos que le permitan llevar a cabo su trabajo y concretar sus propósitos.

Asimismo, que las obligaciones intuitu personae de cada masón subsisten intactas al margen de las características de las estructuras masónicas que integran y de la sabiduría o mediocridad de los instructores que les hayan tocado.

L.·. I.·. F.·.

 

        Endópecles.