lunes, 11 de septiembre de 2023

LA CONSTITUCIÓN DEL SER HUMANO Y LA PLANIFICACIÓN DEL TRABAJO MASÓNICO.


LA CONSTITUCIÓN DEL SER HUMANO  

Y 

LA PLANIFICACIÓN DEL TRABAJO MASÓNICO

                                                                                                                                                                                                                                                          Por  Alejandro Óscar De Salvo                                            

                               

 

1°) LA IMPORTANCIA DEL TEMA ABORDADO.

Asegurarnos que la planificación del trabajo masónico cubra todos y cada uno de los elementos constitutivos del ser humano es uno de los pasos que más incrementarán nuestras posibilidades de alcanzar altos estándares de calidad en los procesos de mejora personal.

En consecuencia, un plan de promoción humana que pretende tener probabilidades de éxito razonables necesita considerar las distintas dimensiones del ser humano y seleccionar modos eficientes de trabajo para intervenir sobre todas ellas.

En ese orden de ideas, trataré en este grabado los componentes materiales e inmateriales que conforman al hombre, sobre los que tendremos que operar si deseamos desarrollar nuestra espiritualidad y/o elevar nuestra moralidad.

 

2°) LA CONSTITUCIÓN DEL SER HUMANO.

La masonería tradicional enseña que el ser humano consta de tres partes: El Cuerpo, el Alma y el Espíritu. Y propicia que en sus logias los obreros desbasten esos tres planos de la persona humana.

En base a ello las logias espirituales se adhieren a dicha constitución tripartita del hombre.

Así también se enseña en algunas tradiciones cristianas, en otras religiones y en diversas escuelas esotéricas, en las que se sostiene igualmente que el hombre está integrado por un Cuerpo, un Alma y un Espíritu.

La Biblia nos dice en la Primera Epístola a los Tesalonicenses, Capítulo 5, Versículo 23:  “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo;  y vuestro espíritu y vuestra alma y vuestro cuerpo sean guardados perfectos e irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”  .  

Por su parte,  la Iglesia Católica,  basada en otros preceptos bíblicos, opta por una estructura bipartita de la persona humana. Esta estructura, según la visión vaticana, está compuesta por un Cuerpo y un Alma, aunque acepta la posibilidad de que en la parte inmaterial del ser humano se haga el distingo entre Alma y Espíritu.    

Dicha libertad la establece en el N°  367 de su Catecismo, que reza:  “A veces se acostumbra a distinguir entre alma y espíritu.  Así san Pablo ruega para que nuestro "ser entero, el espíritu [...], el alma y el cuerpo" sea conservado sin mancha hasta la venida del Señor.”  .

Vale aclarar que quienes prescinden del espíritu como parte exclusiva de los seres humanos incluyen sus funciones dentro del componente que denominan alma humana.  Y, a la vez, diferencian las funcionalidades del alma humana de las capacidades de las almas de las restantes especies del reino animal.

Al analizar estos asuntos es útil tener presente que muchas de las estructuras iniciáticas, místicas y religiosas persiguen el mismo logro o resultado, aunque les den distintos nombres, tales como: Divinización, santificación, theosis o perfección humana, entre otros  .   Asimismo, ser conscientes de que las estructuras mencionadas, a fin de obtener dichos objetivos, se valen de diferentes modelos conceptuales y procesos fácticos.

 

3°) LIBERTAD EN LA PLANIFICACIÓN DEL TRABAJO MASÓNICO.

En mi caso, al planificar la construcción de mi templo interior, utilizo el criterio tripartito de la constitución del ser humano, tal como lo proponen la masonería tradicional en general y los talleres iniciaticos en particular.

Sin perjuicio de lo expuesto, como verdaderos libres pensadores que somos, los masones debemos sentirnos libres de utilizar otros esquemas constitutivos del ser humano, siempre que nos permita una planificación razonable de nuestro crecimiento personal.

Soy de la idea que intentar mejorar nuestra espiritualidad negándole al Espíritu su condición de parte esencial del hombre resulta, al menos, inconsistente.

O ¿Es lógico hablar de desarrollo espiritual y negar la existencia del Espíritu que habremos de desarrollar?

Asimismo, opino que prescindir del Espíritu restringe las probabilidades de sabernos como seres humanos y, en consecuencia, dificulta la comprensión de las grandes diferencias que nos distinguen de las demás especies del reino animal.

Por otra parte, es importante tener en cuenta que el distingo entre Cuerpo, Alma y Espíritu es el que mejor se adecúa a las enseñanzas graduales que brinda la masonería tradicional a través de sus tres grados simbólicos.

Como fuere, sea que optemos por adherir a un esquema tripartido o bipartido de la constitución del ser humano, es la parte inmaterial del hombre la que le permite desarrollar su interioridad, discernir moralmente y entrar en contacto con el Gran Arquitecto.

Sin más, paso a considerar de manera individual cada una de las partes de la persona humana, es decir el Cuerpo, el Alma y el Espíritu.

 

4°) EL CUERPO.

El diccionario de la Real Academia Española, en sus acepciones primera y segunda define al vocablo cuerpo de las siguientes maneras:  “Aquello que tiene extensión limitada, perceptible por los sentidos y Conjunto de los sistemas orgánicos que constituyen un ser vivo” .  [1]

El cuerpo es la parte material del ser humano.

En interacción con el alma, el cuerpo le aporta al hombre la funcionalidad en el plano natural.  Vale decir, le permite desempeñarse de acuerdo con las exigencias que exige su ciclo vital.

En otras palabras, el cuerpo es el componente tangible que necesita el ser humano para desenvolverse en su vida terrestre.

El cuerpo cumple la misión de contener a los elementos inmateriales que integran al hombre, vale decir su alma y su espíritu.  Y, además, tiene por finalidad brindar el recipiente que permita que el Espíritu Divino más en el interior de los seres humanos.

El cuerpo, según las enseñanzas bíblicas, es un vehículo para glorificar a Dios y que pertenece a Dios.  Por lo tanto, no debemos considerarlo un objeto de nuestra propiedad, maltratarlo o hacer con él cosas contrarias a la voluntad del Altísimo.

 Así lo transmite la Biblia en la Primera Epístola a los Corintios, Capítulo 6, versículo 19:  ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

 

5°) EL ALMA.

Sobre el vocabulario alma el diccionario de la Real Academia Española, en su primera recepción, aporta la siguiente definición:

Alma:“Principio que da forma y organiza el dinamismo vegetativo, sensitivo e intelectual de la vida”.[2]

Para facilitar el entendimiento del concepto precedente, en cuanta a las funciones que cumple el alma y las consecuencias que tiene para la vida humana, explique seguidamente el sentido con que se han empleado las palabras Vegetativo, Sensitivo e Intelectual.

Vegetativo:  (Organismo)  “Que solamente realiza las funciones fisiológicas estrictamente imprescindibles para continuar vivo.  Perteneciente o relativo a las funciones vitales básicas inconscientes.”

Sensitivo:“Perteneciente o relativo a las sensaciones oa los sentidos”.

Intelectual:“Perteneciente o relativo al entendimiento humano”.

Vale decir que el alma es la encargada de impulsar las funciones vitales inconscientes, la percepción por medio de los sentidos y la comprensión a través de los procesos cognitivos o el razonamiento.

En la primera cita bíblica sobre el concepto Alma (Génesis 2:7) ésta está definida como: “  Lo que tiene vida”.

En el antiguo testamento el vocablo Alma aparece más de 750 veces.  De modo que ingresar en un análisis bíblico del Alma excedería en mucho los objetivos y alcances previstos para este grabado.

En línea con los conceptos de Alma aludidos previamente, se suele coincidir que el alma es una parte intangible del ser humano y que se encuentra en el interior de su cuerpo, más precisamente en su cerebro.  Se le otorga la condición de esencia inmaterial, capaz de definir al individuo como tal y marcar los rasgos que caracterizan a las sociedades humanas.

De igual forma se acepta generalmente que otras especies del reino animal tienen alma, aun cuando se reconoce que el alma humana es inmensamente más compleja y tiene funciones sustanciales de las que carecen las almas de las otras especies animales.

También es habitual que se le atribuyan o adjudiquen al alma humana tres partes: el Intelecto, las Emociones y la Voluntad.  Siguiendo este criterio, el alma es el componente humano que le permite al hombre razonar, sentir y perseverar en la búsqueda de sus objetivos.

El alma aporta nuestra dimensión psíquica.

Y, como fue dicho al abordar el cuerpo, la interacción de la dimensión física con la dimensión psíquica es lo que le posibilita al hombre llevar adelante su vida durante el paso por este mundo.  Vale decir: Moverse, aprender, pensar, filosofar, entender, dudar, decidir, proyectar, trabajar, jugar, practicar deportes, perseverar, procrear, amar, odiar, fraternizar, etc.

 

6°) EL ESPÍRITU.

El espíritu es la parte inmaterial del ser humano que tiene la función específica de permitir la interacción del hombre con Dios.  Vale decir, la finalidad de posibilitar que se establezca en el mundo terrestre un vínculo entre los espíritus humanos y el Espíritu del Altísimo.

El espíritu les permite a las personas humanas percibir la existencia de un Plan Divino, interpretarlo y realizar voluntariamente sus aportes para que el mismo se cumpla.

El espíritu es un privilegio único concedido por el Creador a su máxima creación, el hombre.  No existe otra especie animal a la que Dios le haya obsequiado la posibilidad de interactuar con Él, ni de ejercer el libre albedrío;  y, mucho menos, de sumarse de manera consciente a la materialización de los designios divinos.

Las Escrituras nos hacen saber que el alma y el espíritu son inmortales y que viabilizan la posibilidad de establecer un vínculo entre Dios y los hombres.  Tanto durante la vida física como después de la muerte del cuerpo.

 “El espíritu es el elemento que le da al hombre la habilidad para tener una relación íntima con Dios.  Siempre que se usa la palabra “espíritu”, se refiere a la parte inmaterial del hombre que se “conecta” con Dios, quien en sí mismo es espíritu (Juan 4:24).” [3] 

“El alma y el espíritu están conectados, pero son separables.  El alma es la esencia del ser humano, es lo que somos.  El espíritu es el aspecto de la humanidad que conecta con Dios.  (Hebreos 4:12)”. [4]

La masonería espiritual de nuestros días, estando a los orígenes cristianos que le dieron vida en sus comienzos operativos, toma esas enseñanzas bíblicas y las transmite entre sus miembros poniéndolas al servicio del trabajo masónico que se lleva a cabo en sus logias.

Espíritu humano en comunión con el Espíritu Divino otorga al hombre potencialidades sobrenaturales.  Le permite obtener logros que por sí sólo jamás podría alcanzar.  Y esto es aplicable a la consecución de objetivos en materia de desarrollo personal o, si preferimos una terminología masónica, en el labrado de la piedra bruta.

No es lo mismo construir nuestro templo interior en el plano natural, vale decir por nuestros medios exclusivamente, que hacerlo en el plano sobrenatural con la guía y la ayuda del Altísimo.

La divinización del ser sólo es posible a partir del espíritu con que Dios dotó al hombre.  Las personas que han logrado divinizar sus seres perciben con nitidez cuando obran iluminados por el creador y cuando los hacen por sus capacidades humanas solamente.  La disparidad de los resultados hace elocuente la diferencia en uno y otro caso.  Dicen que Dios escribe con la pata del escritorio para que se note que es Él quien escribe.

 

7°) LA CONCIENCIA.

El diccionario de la Real Academia Española en sus dos primeras acepciones define al vocablo conciencia como:  “Conocimiento del bien y del mal que permite a la persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios”.  Y  “Sentido moral o ético propio de una persona”.

La conciencia es la parte del espíritu que advierte al ser humano sobre la bondad o malicia de sus acciones, sea que éstas tengan lugar en sus relaciones personales, familiares, sociales o profesionales, en su interacción con el medio ambiente o en el cumplimiento de sus deberes para con Dios o para con su Patria.

La potencia y efectividad de la conciencia están marcadas por el trabajo individual y por los singulares efectos del Espíritu Divino en el espíritu de cada ser humano.

En otras palabras la conciencia es la vos que orienta al hombre sobre el bien y el mal.  La potencia de esta voz guarda relación con el desarrollo personal de cada individuo y la ayuda particular que recibe de Dios.

En consecuencia, esa ayuda Divina suele responder al compromiso moral de cada individuo, a la madurez de su fe ya la calidad del vínculo de su espíritu con el Espíritu Divino.  En otras ocasiones el auxilio del Supremo obedece a simples decisiones del creador que pueden no encontrar explicaciones humanas satisfactorias.

Tratándose la conciencia de una parte del espíritu, la misma sólo está reservada al ser humano, careciendo de ella las demás especies del reino animal.

“Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre,  la cual escudriña lo más profundo del corazón.”  (Proverbios 20:27)  Ciertamente espíritu hay en el hombre.  Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda.” (Job 32:8).

 

8°) EL VÍNCULO INDISOLUBLE ENTRE LA CONSTITUCIÓN DEL SER HUMANO Y LA PLANIFICACIÓN DEL TRABAJO MASÓNICO.

Al comenzar la planificación del trabajo masónico, o cualquier otro proceso de desarrollo personal, las primeras tareas que debemos enfrentar consisten en autoconocernos, precisar nuestros defectos y especificar las mejoras que deseamos alcanzar.

Una vez definidos los resultados que habremos de buscar, corresponde determinar las partes específicas del ser humano sobre las que tendremos que trabajar para lograr los objetivos previstos.

Es decir, tendremos que estipular si centraremos nuestro trabajo sobre el cuerpo, el alma, el espíritu y/o la conciencia o sólo sobre alguno o algunos de esos elementos.

Luego habremos de planificar el trabajo que llevaremos a cabo sobre cada uno de los componentes seleccionados.  Por lo general y salvo cuestiones muy puntuales, es preferible trabajar de manera conjunta y simultánea sobre la totalidad de las partes del ser humano, debido a las sinergias que se producen y la incidencia sobrenatural que se genera.

Por último, una vez hecho el trabajo previsto, verificaremos si la labor fue realizada correctamente y controlaremos los resultados alcanzados.

                                                                                           Endópecles.    

                                                                    

                                                            

[1] https://dle.rae.es/cuerpo 

[2]  https://dle.rae.es/alma.

[3]  https://www.gotquestions.org/Espanol/diferencia-alma-espiritu.html

[4]  Ídem.